Entrevista a Izal
Autoterapia es el nuevo disco que la banda Izal publica en poco más de seis años. Un álbum fruto de un viaje introspectivo que les ha aportado nuevas capas narrativas y sinfónicas tras dos mil doscientos días en los que el grupo ha vivido, experimentado, creado, disfrutado, viajado, emocionado y muchas otras actividades más que desembocan en un disco enérgico, reflexivo, refulgente en sus sinfonías y radicalmente dual en sus letras, algo parecido a lo que expresó Herman Hesse cuando dijo: «La práctica debería ser el producto de la reflexión, no al contrario». Su último disco y otros asuntos coparon la charla que mantuvimos con la banda al completo y que a continuación os invitamos a leer, con pausa, en paz, donde encontraremos temas amables y otros no tantos, apreciaremos distintas variables para salir del pozo y poder escuchar el ruido blanco que, a lo mejor, nos enseña a volar mientras nos sentimos como nadie escuchando canciones y vemos pasar a gente tan variopinta como Bill Murray, ante el cual sentimos un lógico temblor que no es más que, la señal necesaria para comenzar la autoterapia.
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1.Este disco surge, tal como habéis dicho, de una mirada interior que se convierte en una especie de grito de ayuda para intentar comprender lo que pasa alrededor. Ante esta afirmación, me gustaría preguntaros ¿cómo describirías vuestro camino musical, vuestra carrera, en relación con vuestra evolución personal?
Mikel: En las composiciones hablan un poco de ese camino al final. Son fotografías, son instantáneas de un momento concreto, de una preocupación de un momento concreto y al final creo que una persona que escribe puede ir contando día a día su vida. Pero es verdad que antes, a nivel compositivo me refiero, comentábamos que tampoco hablamos de excepcionalidades de nuestra vida particular. Es decir, de la vida de un músico, sino que al final las canciones tratan de sentimientos y de emociones comunes a todo ser humano, se dedique a lo que se dedique y yo creo que de hecho es uno de los ingredientes que han hecho que conecte el público con ellas. Al final nuestra vida particular, las anécdotas, a lo que nos dedicamos… es solo como un detalle muy pequeño de una fotografía mucho más amplia que son nuestras vidas interiores, lo que nos preocupa, lo que nos pone tristes, alegres y de eso tratan las canciones al final. Aunque influyan sobre esas generalidades nuestra vida y lo que nos va pasando, creo que las canciones en sí hablan un poco de emociones muy muy muy comunes y habituales a cualquier persona.
2.Cuando uno mira hacia dentro y luego lo traslada a las canciones, ¿os habéis servido de algún personaje o alter ego para llevar las canciones a niveles narrativos donde no os queréis exponer demasiado en primera persona?
Mikel: Hay muchas formas de contar una cosa y al final, afortunadamente, a nivel compositivo tanto en prosa como en poesía o como en canción, tienes muchos escondites donde poder resguardarte un poco del desnudo más crudo. A veces no por ocultarte sino para poder divertirte más contando algo. Se puede contar de forma literal y sin ningún tipo de metáfora ni de imagen pero, probablemente esa narración sea mucho más aburrida que si le das una vuelta de tuerca y cuando a ésta le das una nueva vuelta de tuerca, seguramente llegará un momento en que se rompa. Ese será el momento en que te hayas pasado, pero por lo general el lenguaje en castellano y el lenguaje musical, porque no solo se habla con palabras, sino también con estructuras, con ritmos, con silencios, es a lo que nos dedicamos un poco, cada uno en su parcela, a hablar, a hablar de muchas formas diferentes y hacerlo de la forma que más nos emociona. Y no es esconderse servirse de esas herramientas, eso es el arte al fin y al cabo, contar algo que podrías contar con cinco palabras nada atractivas o nada especiales y transmitir el mismo concepto de una forma muy diferente pero más emocionante.
3.Al escucharte hablar de «desnudo crudo», en el recorrido que lleva el disco, en lo que habéis testado, ¿sentís esa desnudez que habéis querido explicitar en el álbum por parte del público que lo está escuchando?
Mikel: La gente se desnuda ella misma. Al final nosotros les quitamos la ropa más que ellos a nosotros por lo que estamos recibiendo de comentarios. Por ejemplo «Pausa» ha llegado a unos niveles de emociones brutales. Nos están escribiendo la gente unos mensajes que jamás pensamos al grabar que esta canción podría significar tanto y de una forma tan intensa para muchas personas, de tal forma que nos damos cuenta que cada uno hace ese ejercicio de introspección y de análisis, de búsqueda y de todo basándose en todo tipo de arte, porque al final viendo una película también puedes descubrir cosas de ti mismo, escuchando una canción, mirando un cuadro, leyendo un libro… y muchas veces el autor de todo ese material no pretendía eso, ni siquiera pensaba que eso iba a suceder, porque podía ser un ejercicio absolutamente ególatra o introspectivo y en este caso, para mí personalmente, la música a la hora de escribir es unipersonal, nunca pienso en lo que va a generar en nadie, quizá «Pequeña revolución», como se la dediqué a mi sobrina, es la única canción que creo que tuve en la cabeza a un receptor, pero creo que el resto de la discografía de Izal a nivel letras es un ejercicio absolutamente introspectivo, sin pensar ni siquiera si alguien lo va a escuchar, porque ni siquiera sé cuando me pongo a ello si esas van a ser las elegidas por el grupo para llevarla a un disco. Es un diario siempre muy personal y, a nivel instrumental, pues supongo que pasará tres cuartos de lo mismo.
4.¿Por qué es necesario hacer autoterapia? Os lo digo porque una vez escuchado, es el disco en el que más me he fijado en las letras por encima de la música y reconozco que en ella hay una variedad de registros que van introduciéndose poco a poco que, aun conservando ese grado de inmediatez necesitan una digestión más tranquila porque tienen numerosas capas sinfónicas y de arreglos que, entrando muy bien por su estilo definido veo que necesita una «parada y fonda».
Gato: El asunto de las capas me parece una buena metáfora respecto a la música que hemos planteado. En realidad la introspección es algo necesario a todo el mundo, intentar acomodar esa imagen de ese instante que estás viviendo a todo lo que está sucediendo, por eso, el asunto de las capas es un poco lo que significa la introspección.
Mikel: Es necesario porque el mundo es hostil. No es fácil vivir, no es fácil; para algunas personas será más fácil que para otras, eso es algo en lo que también estamos haciendo hincapié, pero por lo general hay que buscar la forma de vivir y la forma de enfrentarse a un mundo lleno de aristas que pinchan y donde también hay cosas maravillosas y entonces hay tiempo para todo, porque, aunque te vaya la vida increíble siempre podrás sacarle punta a esa vida y encontrar cosas que no encajan como tu quisieras, por eso la autoterapia es necesaria, por la propia naturaleza del ser humano, por la complejidad que tenemos para bien y para mal. Disfrutamos las alegrías seguramente de una forma mucho más consciente e intensa que otros seres que no tienen ese nivel de inteligencia, pero también ese nivel te complica mucho la vida porque es capaz de procesar muchos más disgustos e infelicidades que una criatura que solo respira y no piensa. Por nuestra propia naturaleza somos criaturas complicadas.
5.Es curioso porque la reflexión interior es algo que todos tenemos que hacer y creo que en vuestro caso, que habéis experimentado en poco tiempo un gran cambio, combinado con unos tiempos donde lo instantáneo y lo fugaz campa por sus anchas, ¿cómo habéis logrado combinar ese discurso dual en el disco? ¿y cómo lográis empastarlo con la expectativa del público que está a la espera de escucharlo?
Mikel: Creo que a nivel musical no se busca la inmediatez porque, para empezar, un proceso musical no es nada inmediato. Algo inmediato es hacerse una foto y subirla a una red social y ver que un montón de desconocidos le dice que le gusta, pero el proceso musical es largo, que empieza con la escritura de una canción cuando antes no existía nada, luego hay que arreglarla, reestructurarla, darle vueltas, hay que cambiar una frase porque pudiste decirla mejor y ahora te das cuenta de ello. Luego hay que meterse en un estudio de grabación para volver a darle vueltas… Al final es un proceso muy largo y por lo tanto un disco no busca la inmediatez, al contrario ansía la perpetuidad, sin ni siquiera darte cuenta de ello, pero estás grabando algo que va a durar toda la vida, otra cosa es como lo escucha o reciba cada persona, quizás a una persona le dure ese disco los treinta primeros segundos tras los cuales lo deseche para siempre y, por otro lado, para otra persona pase a ser un imprescindible de su biblioteca musical vital para siempre. Todos tenemos discos a los que volvemos de vez en cuando. Tenemos la suerte de esquivar un poco la bala de la inmediatez en nuestro trabajo ya que éste es algo que perdura en el tiempo y esta es una de las cualidades más maravillosas que tiene nuestro trabajo.
Iván: Es una cuestión muy artesanal también. No es una cosa mecánica. En esta ocasión hemos tenido medios para tomarnos ese proceso artesanal con todo el cariño del mundo. Nos preguntas que cómo encajamos todo este tipo de cosas, bien, al tener más tiempo, analizas mejor las frases, ya no el mensaje de la canción en sí, sino las frases y las frases son, a mi por lo menos y creo que a cualquier músico, le sugieren colores y colores en la música son timbres diferentes, son formas de tocar más pausadas o más agresivas y hemos tenido mucho tiempo para reflexionar sobre ello. Al final, todo el mensaje que trae Mikel desde casa, junto con otras cosas que trae también preproducidas que se quedan prácticamente igual y que con nuestro trabajo vamos puliendo gracias al tiempo que hemos tenido, logrando que todo el mundo estuviera muy involucrado en poder darle la emoción que cada pasaje lírico necesitaba.
6.¿A qué discos habéis vuelto o habéis descubierto en el proceso de creación de Autoterapia?
Iván: En mi caso, por ejemplo, al tener un parón de un año entre el concierto del Palacio de los Deportes del final de gira de Copacabana, nos dimos unas vacaciones entre nosotros de medio año aproximadamente y en este tiempo cada uno lo ha utilizado, por ejemplo te puede contar Alberto que estuvo en Cuba y ese poso se queda ahí en el disco de alguna manera y yo, me he pasado seis meses escuchando música que no había escuchado nunca, descubriendo artistas, porque no quería escuchar música que era más de lo mismo, música que ya sabía por donde iba a venir… así que al final, cada uno se ha ido nutriendo por libre, sabiendo que el enfoque era que cuando nos juntásemos nos metíamos a grabar un álbum del que estábamos muy convencidos, porque las composiciones estaban hechas y teníamos que hacer algo grande con esto, que al menos que por nosotros que no quede.
Mikel: Yo curiosamente fue al revés. Dejé de escuchar música. Algo de lo que me he dado cuenta después. Empecé a escribir prosa cuando acabé la composición y no he escuchado prácticamente música en el 2017, hombre, un músico siempre escucha música, pero he escuchado mucho menos y no he buscado referencias… Eso sí, me marcó mucho el último de Bon Iver, quizás fue el único que no me pude escapar de él porque me parece acojonante, pero inconscientemente, por mi parte, creo que llegué «sordo» al disco. No sé porque, pero salió así.
Iván: (Dirigiéndose a Mikel) Al final tu trabajo, digamos ya estaba hecho y ahora era ver qué pasaba a partir de aquí. Tenemos un punto de partida y a ver qué sucede.
Alejandro: Yo en mi caso, tampoco al escuchar música me paro a pensar esto me gustaría hacerlo o me gustaría usar ese sonido. Creo que van viniendo según va pasando el tiempo y termina mezclandose en el disco.
7.Acabas de mencionar a Bon Iver, cuyo último disco, al final tiene una estructura de capas sinfónicas que pretenden ser el reflejo de lo que hay en su mente…
Mikel: El disco de Bon Iver es un buen ejemplo. Hay mil millones de detalles, incluso cosas que son absurdas. La primera escucha, a mí, no puedo decir que me gustara, me quedé desorientado.
Sin entrar en comparativas con Bon Iver, con vuestro disco y esa traducción de la mirada interior en una música que registra una mayor evolución desde vuestros inicios, con esas capas electrónicas que paulatinamente adquieren mayor protagonismo, es, en cierta parte lo que le pasa a Bon Iver. El primer disco más desnudo, el segundo contiene más instrumentación hasta llegar a este último.
Mikel: Porque nos aburrimos. Estoy seguro que Bon Iver no podría hacer este disco cuando hizo el primero que era casi acústico. Seguramente ni siquiera podía imaginar… que no lo sé, ¿eh?… que era un puto genio y lo tenía ya en la cabeza, sino que seguramente fue como «ahora hecho esto, ahora cojo esto, ¿y sí cojo esto?…» y al final le lleva a la puta locura que es su último disco.
8.¿Os ha dado tiempo a aburriros para llegar a este disco? ¿Qué os habéis llevado de todo ese bagaje o vorágine de lo que habéis vivido en los últimos años? Una vorágine que incluso se trasladan en muchas de las letras e incluso hay, corregidme en lo que queráis, un punto tanto en la música como en las letras de angustia, de grito de ayuda, similar a lo que decía John Lennon cuando compuso Help, que no era más que una llamada de auxilio.
Mikel: Dices corregidme y no tenemos que hacerlo. No vamos a corregir lo que tú has sentido al escuchar este disco. No hay corrección posible; tienes todo el acierto que tú hayas sentido que tienes y no somos quien para decirte lo que tienes que sentir cuando escuchas nuestro disco. Al final es algo personal nuestro pero que una vez que lo entregas deja de ser tuyo y lo que nosotros queríamos generar en ciertos pasajes quizás a otra persona les lleve a otra cosa. Todo está bien. Es increíble ver como la música es un vehículo donde te montas tú primero pero donde luego se montan todos los demás y ya deja de ser lo que era al principio y se convierte en lo que quiere la gente que sea.
9.¿Autoterapia es hijo de un concepto determinado?
Mikel: No existió una concepción inicial. Hay canciones que hablan de cosas sin pretender nada de conceptualidad. No es un álbum conceptual. Nunca lo ha habido en Izal porque cada canción es independiente de otra, lo que pasa es que al final se aglutinan en discos que contienen casi siempre canciones escritas en una época, aunque en este disco y quizás en los anteriores, hay outsiders, de las que dejaste hace cuatro años y todas conviven, porque al final es un viaje que lo que importa es que emocione. No hay conceptualidad. Nunca la ha habido, lo que pasa es que al estar compuesto en un mismo período de tiempo, hay rasgos comunes. En este caso, pues yo te diría que hay una búsqueda… bueno, mejor un intento de gestión de la felicidad. Un intento de analizar cómo poder ser más feliz sin tener un problema grave. Es una especie de ¿cómo una persona feliz puede intentar ser feliz? Se trata de una especie de carta a un ser humano feliz que no se explica porque no lo es más o porque no lo es siempre.
10.Es un poco el signo de los tiempos, porque hay veces que existe una felicidad impostada. Muchas veces que vemos mensajes registrados en tazas, posavasos y demás mercadotecnia radican en esa especie de «política de la felicidad» de apariencia, donde no aparece la cuestión del ¿por qué somos felices?
Mikel: ¿Y por qué no? Hay muchas veces que parece que si te va bien profesionalmente ya nadie va a entender porque tienes un día gris, y al final es lo que te digo, somos tíos muy complicados. Todos. Cualquier ser humano con sus cosas.
11.E Izal como banda, ¿en qué registro de felicidad está ahora mismo?
Mikel: Muy alto.
Iván: Bastante alto. Está la barra ahí desbordándose. Influye mucho también el estar muy satisfechos con el trabajo realizado, pero también abrumados con la respuesta del público desde el principio. Nuestro público nos da un calor y es súperleal y eso, bueno es una de las cosas que hace que la barra de felicidad no baje de un mínimo y luego tú ya con tu trabajo, tu esfuerzo, ves la recompensa en la forma en la que el público lo da todo en un concierto y asiste en masa a los recitales, pues hace que la barra se llene. No podemos quejarnos.
12¿Y esa respuesta del público genera presión?
Iván : Yo creo que esa respuesta generaba presión al principio cuando te enfrentabas a un escenario en una ciudad en la que no sabías lo que iba a pasar. Si iba a haber uno o ninguno viéndote. Al principio, los dos primeros años nos movíamos en un número de veinte, treinta, cincuenta personas y luego al tercer, cuarto y quinto año, fue creciendo hasta lo que es ahora. Para mi ahora, y hablo personalmente, los conciertos son una fiesta. Yo voy a disfrutar. Para mi ir a dar un concierto en un palacio de los deportes de cualquier ciudad es pensar, menuda fiesta se ha montado aquí, menuda fiesta hemos montado aquí; así que vamos a disfrutar de esto y a darlo todo y, por suerte, tenemos un público que te hace ir ahí. Lo tienes todo ganado antes de salir.
Mikel: La presión era en los primeros años irte de Madrid a Sevilla o a La Coruña y que pudiera haber un desastre y con desastre quiero decir que no hubiera nadie y tú te hubieras hecho la kilometrada con dos entradas anticipadas vendidas. Eso era presión. Entiendo lo que dices, hay ahora una ansiedad o una especie de presión, porque te escucha mucha gente y las cagadas pueden ser mundiales. Cuando hemos tocado en el Thyssen para presentar el disco, estábamos seguramente mucho más ansiosos que en los conciertos del comienzo porque no tenían tanto impacto, tanta visibilidad y es verdad que la visibilidad te puede generar cierto miedo, no sé, te puedes imaginar cagándola para toda España en directo y eso antes no pasaba, pero hay que lidiar con ella, es un peligro del éxito. Es el mejor ejemplo de personas que puede presuponer que lo tienen todo de puta madre, pues eso también genera otros caminos para comerse el tarro y en cierto modo eso siempre está ahí, genera cierta presión.
Iván: Si, pero forma parte de nuestro trabajo. Quiero decir, llevamos ocho años en los que llevamos, te voy a decir un número, cuatrocientos conciertos, podrán ser más, podrán ser menos y creo que hemos tenido un porcentaje de efectividad alto. Siempre hemos dado el callo, lo hemos dado todo, aunque es cierto que se puede tener un mal día, un muy mal día y puede salir en la radio de cara a toda España. Si hay gente que te juzga porque ese día ha sonado mal o tal, pues bueno, es el riesgo que corres al estar expuesto. ¿Cuántas veces se critica a alguien muy talentoso en su puesto de trabajo por una cagada? Está claro que ahora tenemos más ojos que nos miran y probablemente haya alguna gente que esté esperando que la cagues, pero no puedes vivir con eso.
13.Al ampliarse el público también crece la gente que está esperando que la caguéis, muchas veces relacionado con ese discurso de «yo los vi primero» y ahora mira como se han vendido o cosas así. Al final, ¿cómo afrontáis este tipo de situaciones o críticas?
Alejandro: Hay un punto general en todas las personas del rollo «a ver si la cagan», en cualquier ámbito, que es un poco como para sentirse más humanos, pues mira, son como todos, la pifian. También hay un punto para restar admiración o para sentirse menos mal uno mismo y eso es verdad que se lleva a un extremo.
Alberto: Nosotros nos dimos cuenta que estábamos creciendo a un ritmo bastante importante porque los comentarios eran muy buenos al principio, éramos un grupo para un público reducido, en cuanto empezamos a crecer, surgieron comentarios en redes negativos que, al principio cuesta mucho, porque al final vas a un concierto y sigues haciendo lo mismo de siempre, con la misma ilusión y al ver estos primeros comentarios negativos, pues hay que asimilarlos y darse cuenta que estás llegando a mucha gente y que, a lo mejor a otra gente ya no le gustas tanto y eso forma parte del proceso.
Mikel: Al crecer, crecen tanto los que te aman como los que te odian.
Iván: Pero no hay que hacerles mucho caso. Yo tengo controlado, y no tengo redes sociales, pero me gusta ver comentarios y tal, pero desde el principio y esto es así que hay varios blogs y personas que escriben de música que nosotros para ellos en «Magia…» éramos semidioses y ahora somos unos villanos.
Mikel: Unos vendidos.
Iván: Y no es que hagamos la misma música, sino que creo que hacemos mejor música, pero somos los mismos como personas. No ha cambiado nada en nuestra ideología, en nuestra forma de gestionar el proyecto, en nuestra actitud personal. Y esa gente que al principio nos encumbró y que cuando nos hicimos medianamente conocidos ya no les interesábamos… ¿La razón? Bueno, a mí se me ocurren varias, no sé la que sea, pero no es una cosa nuestra.
Gato: No es nuevo esto. Ya lo dijo Cervantes, «Ladran, luego cabalgamos».
Iván: No hay que darle mucha importancia. Ni cuando te dicen que eres la hostia ni cuando te dicen que eres un pringado.
Mikel: Luego también depende de cada uno, porque cada persona es un mundo y la forma de pensar de cada cual se traduce en sus opiniones también. Si tu eres una persona que tienes una actitud ante la vida de no ver teorías de la conspiración, de disfrutar de lo que te gusta y pasar de lo que no te gusta, tus opiniones seguramente sean bastante limpias, porque, para empezar, ni siquiera hables de cosas que no te gustan, a no ser que te pregunten expresamente, y te centrarás en lo que te gusta; pero, si eres una persona que siempre vas buscando la miseria, si siempre tienes en la boca lo feo, lo malo de este mundo, entonces harás hincapié en todo aquello que no te gusta y serás cruel con ello por lo que todas tus opiniones estarán cubiertas de ese halo de infelicidad. Hay gente que nos hace críticas musicales como si fuéramos nosotros estrategas militares, como buscando teorías de la conspiración de nuestro trabajo, como si nosotros hubiéramos sido una multinacional que hubiera tenido un desarrollo de producto o un marketing… y nosotros lo leemos y nos quedamos locos, porque, lo que hemos hecho ha sido hacer canciones, ensayarlas en un local de mierda al principio, luego en un local un poquito menos de mierda y después tocar para diez personas, para cien y para mucha más gente después y, como ahí acaba toda la ingeniería de marketing y todo, digamos «la masonería» nuestra o la «logia» de Izal, acaba al final en ir tocando cada vez para más gente, así que cuando lees esas locuras… dices, ¡Madre de Dios!, si todo es mucho más sencillo, si hacemos música. Depende tanto del individuo que te critica que es un error verte reflejado en las críticas, tanto buenas como malas.
14.Hay una frase que viene a decir que la música tienes tres funciones: liberarte de la zozobra juvenil, otra para explicarte cosas que tú mismo no eres capaz de verbalizar pero hay alguien que por ti lo hace y eso es un favor inmenso y la última, que la música es para disfrutar. ¿Creéis que habéis logrado alcanzar esos tres objetivos?
Mikel: Me gusta esa frase. Ojalá lo hayamos conseguido. Desde luego, la segunda a ala que te refieres, afortunadamente lo vemos con nuestro trabajo por los mensajes que nos llegan de «no sabía cómo explicar esto que me pasó y con esta canción lo he logrado, nos la habéis escrito a nosotros» y tu flipas. Eso es algo maravilloso y es algo con lo que también se disfruta, así que la segunda y la tercera van un poco unidas de la mano.
15.En vuestros conciertos veo mucho de esa liberación de zozobra juvenil y eso que en los mismos habitan una amplío espectro generacional, acude gente muy joven, de mi edad (37 años) y, por ejemplo, mi madre, de 67 años que está emocionada con lo que hacéis, pero se genera un grado de conexión realmente notable.
Iván: Es increíble, siempre lo decimos, como conecta el público con nuestra música y con las letras que escribe Mikel. Yo llevo tocando muchos años, bueno, todos llevamos tocando muchos años, hemos ido a muchos conciertos y yo nunca he visto lo que ocurre con Izal. Me acuerdo que del 2014 al 2016, que hicimos un montón de bolos, se me caían las lágrimas en cada bolo. Llega un momento en qué dices, ¿pero esto qué coño es? ¿qué está pasando aquí? Es como una comunión brutal. Somos muy afortunados de vivir eso.
Mikel: Estamos muy contentos con la mezcla generacional a la que hemos llegado. Es algo brutal, ya no solo por nosotros mismos, sino por la propia música, por podernos dedicar a generar un vehículo tan potente que llega a tanta peña.
16.Por último, me gustaría preguntaros por ese sentimiento de orgullo al que os referíais antes dada vuestra forma de autogestión del proyecto.
Alejandro: Es proporcionalmente satisfactorio. El hecho de saber que esta maquinaria la hemos puesto en marcha nosotros y que, obviamente, ahora contamos con más personas, pero realmente sigue siendo una pequeña familia y que se mueve de esta manera, es algo que imagínate.
Mikel: De lo que estamos orgullosos no es de tener la independencia ahora. Ahora es facilísimo, de hecho es una bendición. No nos colgamos la medalla de seguir con la autogestión, no se trata de eso, es un privilegio. El hecho de no haber firmado nada en su momento y haber podido seguir adelante… No haber firmado nada en el sentido de que nadie nos financiara realmente; de que lo poquito que teníamos se invirtió, dio sus frutos, se reinvirtió y dio más frutos, gracias a eso, ahora disfrutamos de haber podido crecer de aquello, que fue un esfuerzo espectacular, porque tanto para grabar el primer como el segundo disco tuvimos que hacer crowdfunding, todo se medía al dedillo… Todos los directos de los tres primeros años tuvieron que ser mondos y lirondos, es decir, ni media escenografía, ni medio foco extra que no tuviera el local. Nosotros tuvimos hacer que nuestro trabajo musical interesara sin ningún tipo de apoyo escenográfico. Y entonces gracias a eso, ahora disfrutamos de lo que tenemos, de ser libres a todos los niveles… de no dar ningún cacho del pastel a ninguna discográfica, que tampoco son malas. Ellas te ofrecen un contrato que tu firmas o no firmas, los contratos sí que pueden ser éticos o no éticos, eso también es verdad, quiero decir hay algo que se puede pedir a una banda que resulta justo y otras cosas que son injustas y te puedes aprovechar de la ilusión y de las ganas de que a una banda se la haga caso, ahí ya está cada directivo, cada A&R, cada contrato sobre la mesa y habría que verlos uno a uno, pero las discográficas por definición no son malas, pero a nosotros como no nos hizo tampoco caso ninguna, aunque es verdad que tampoco llamamos a la puerta de ninguna, la «ruta de los sordos» no se refiere a las discográficas, sino cuando estábamos en busca de una agencia de booking o management.
Redacción: Juan A. Ruiz-Valdepeñas
Fotos: Rafa Rubiales