Venturi lanzan su primer álbum, Mi estúpida opinión
«La juventud es el tiempo de estudiar la sabiduría, así como la vejez es el tiempo de practicarla.»
Jean Jaques Rosseau
La realidad se golpea muchas veces con la valentía de los intrépidos. En estos tiempos extraños dentro de la industria musical, celebramos con algarabía el nacimiento de un nuevo sello discográfico: Oso Polita. Si esto ya de por sí es una muestra de audacia extrema, que lancen cuatro discos al unísono puede tacharse de maravillosa y valerosa irracionalidad. Garbayo, Uniforms, Gimnástica y Venturi conforman la plantilla de Oso Polita.
Precisamente, estos últimos son objeto de nuestra reseña. Venturi, la joven banda madrileña, más por la edad de sus componentes que por su experiencia, ya que se formaron en el año 2013 y desde el 2015 vienen dando guerra en diferentes actuaciones a lo largo y ancho de la Península y más allá de nuestras fronteras, lanzan su primera referencia discográfica bajo el sardónico título de «Mi estúpida opinión».
Siete cápsulas de febril rock postadolescente grabado en los emblemáticos estudios Reno que trazan un pulido sonograma de efervescencia guitarrera incontenible para nuestros oídos. Se trata de siete temas que respiran efluvios de bandas de aquellos primeros años del 2000, donde el rock resurgió de sus cenizas gracias a bandas como The Strokes, Yeah Yeah Yeahs!, The White Stripes, Jet, The Vines, sin olvidarnos de un ejemplo patrio de primer orden como fueron los extintosVacazul o Madame Claude.
El disco de Venturi es la banda sonora de noches infinitas, repletas de bebidas espirituosas que nos sirven como acicate para soltar lastre de la uniforme semana vivida y sumergirnos en un delirio colectivo donde la diversión, la efusividad, el compañerismo, el amor fugaz y el desengaño caminan a partes iguales y cuyo reflejo sonora se puede escuchar en canciones como la impoluta «Mi estupida opinión», la furiosa «Vámonos al centro» y la cambachalera «Viajo hacia el espacio».
Temas que mezclan a la perfección con otros de temática más universal como es el paso del tiempo y en cómo éste afecta a nuestras relaciones, tanto amistosas como amorosas («Paro mi caballo», «TioVivo»). En definitiva, un notable debut que seduce e interesa para ver cómo evoluciona la banda pero que, sobre todo entretiene y, tal como dijo OScar Wilde: » El único deber es el deber de divertirse terriblemente. «
Redacción: Juan A. Ruiz-Valdepeñas