Crítica de La Habitación
Deslumbrar a través de la claustrofobia. Permanecer quieto, observar, acariciar las paredes que funcionan a modo de prisión para alcanzar una libertad congelada en el tiempo. Los dos protagonistas de ‘La habitación’, madre e hijo, fantasmas y realidad, condenados y creadores, son las dos piezas de un tablero emocional que alcanza un nivel de expresión cinematográfica conmovedor. El salto a la gran pantalla de la novela de Emma Donoghue, tenía todas las papeletas para convertirse en un drama saturado de lágrimas y gritos, de dolor y desesperación, de trucos y trampas. Sin embargo, y aquí empiezan las (muy) buenas noticias, el director Lenny Abrahamson esquiva todas las curvas peligrosas a través de la delicadeza, de la exposición de elementos mínimos con los que se construye la grandeza antes del terror. O el punto exacto en el que ambas se encuentran.
‘La habitación’ son dos películas, dos sentimientos, dos seres humanos, dos universos. Y pura supervivencia. Durante su primer acto, estamos ante una obra maestra. En su segunda mitad, ante un drama sobresaliente. Y ese epílogo que hiela la sangre y encoge el corazón. Dirigida con una claridad de ideas ejemplar, esta historia de la cual es mejor saber lo mínimo, tiene en Brie Larson y el pequeño Jacob Trambley, otras dos razones para anclarse en la memoria y no desaparecer durante un largo plazo de tiempo. Dos interpretaciones ante la que los halagos se quedan muy cortos, emocionantes de verdad, gigantes en su naturalidad. Cada una de sus miradas, cada uno de sus abrazos, cada uno de sus silencios, cada una de sus conversaciones. Todo. Inolvidables.
Una habitación convertida en el país de las maravillas. Un eco exterior que asusta. Una puerta cerrada que esconde tantos secretos como un mundo deprimente y aterrorizado. El descubrimiento constante, la poesía de los pequeños detalles, la mirada de un niño en la que cualquiera puede verse reflejado. Porque ‘La habitación’ es, entre muchas otras cosas, una de las reflexiones sobre la infancia más profundas y preciosas vistas en un cine en los últimos años. Una película imprescindible en la que cada nuevo paso es un hallazgo. Pequeño y grande.
Trailer – «La Habitación»:
Redacción: Alberto Frutos
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